Albarracín
Se apiña Albarracín, brotando de la roca, en mil formas increíbles de arquitectura popular. El caprichoso discurrir del río Guadalaviar, esa profunda hoz a la que se acoge, explica la sorprendente estructura urbana de la ciudad, en forma de Y griega, encajonada entre los profundos escarpes laboriosamente trabajados por el río.
Declarado Monumento Nacional desde 1961; posee la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 1996, y se encuentra propuesta por la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la belleza e importancia de su patrimonio histórico.
El casco antiguo se encuentra construido sobre las faldas de una montaña, rodeada casi en su totalidad por el río Guadalaviar. Al norte se encuentra la sierra de Albarracín, y al sur los Montes Universales. Parte de su término municipal está ocupado por el paisaje protegido de los Pinares de Rodeno.