Carduelis carduelis
“Això era i no era, bon viatge fassa la cagarnera…”
El jilguero (Carduelis carduelis) es un pájaro de la familia de los fringílidos, muy vivo e inquieto, de unos colores muy llamativos y muy apreciado por su canto aflautado y melodioso. De carácter social, suele ir en pequeños grupos, haciendo vuelos cortos y rápidos a baja altura.
Tiene un tamaño de 12 cm de largo y 23 cm de envergadura, desde la cabeza a la cola, con el pico cónico y afilado. De plumaje muy vistoso, como hemos dicho antes, pardo en el lomo y blanco con una mancha roja en la cara, mientras que las alas tienen un color negro en manchas blancas y una mancha amarilla.
Suele vivir en bosques y campos, especialmente cerca de los márgenes de las parcelas agrícolas, también en el secano entre encinas, almendros y olivos, donde puede encontrar abundancia de semillas para alimentarse como los cardos, girasol, formento, plantas e insectos .
En otoño, en época migratoria, suelen formar manadas bastante numerosas desplazándose hacia el norte de África, en busca de climas más suaves.
En mi recuerdo, hay una imagen que se ha quedado como una fotografía fija, clavada en el cerebro, era de cuando apenas tenía 5 años, en ella aparece mi bisabuelo, con su típica blusa negra de labrador, la boineta y con sus alpargatas valencianas. Permanece sentado en una vieja silla de enea en la puerta de casa, a sus pies tiene una jaula con un jilguero, que según va cambiando la dirección del débil sol del invierno, va trasladándola de posición, a veces la deja al rellano del ventanuco. Hoy, todavía puedo escuchar su canto, mientras el pajarito iba revoloteando, en su limitado espacio, de una ramita a la otra. Y como decía Pere Brinc: Puede ser, es porque llevo este recuerdo, entre gris y helado, que me alegro de ver los jilgueros volando sobre las ondas invisibles, cerca de los caminos, cuando buscan los campos buscando los cardos de los que se alimentan. Y por eso, también, pienso que son un buen augurio, una buena aventura, que puedan volar libres y yo pueda seguirlas hasta que se pierdan en la frondosidad salvaje del camino.
Reproducción de su canto:
Y volviendo a citar a Pere Brincs: «La voz del jilguero es la voz del campo cercano, del silvestrismo entre acrobático y virtuosístico. Es un reclamo fino, alegre, que siempre se siente límpido en una soledad que no es tal. El pájaro gorjea con una voz cristalina llena de claridad, y amenudo termina las frases con la misma cadencia que dejaba el viejo afilador cuando venía al pueblo.»
Es por ello, que los jilgueros nunca deberían ser capturados y enjaulados, han nacido libres y deben permanecer libres y su canto debe escucharse en la misma naturaleza.