El barranco de la Hoz, ya en las últimas estribaciones del Macizo del Caroig en la sierra de Enguera, es una extensa zona montañosa ocupada predominantemente por matorrales y fragmentos de formaciones forestales que albergan muchas especies de fauna silvestre.
Es uno de esos lugares que suelo visitar dos o tres veces al año, donde puedo disfrutar de un entorno paisajístico único. En este silencioso e inhóspito lugar, donde tienen jurisdicción las águilas, los buitres, los cuervos y demás, la naturaleza se nos presenta en cada rincón de sus profundos barrancos, formados por la acción erosiva, con sus verticales paredes que ascienden hasta lo más alto de las montañas.
La ausencia de arbolado en este paraje debido a los numerosos incendios que asolaron la sierra hace unos años, le confiere una originalidad y un encanto diferente, pues a uno le da una inquietante sensación de que se encuentra en otro mundo.
Han sido numerosas las jornadas fotográficas en busca de su esquiva fauna como el cárabo, la collalba negra, el águila real, entre otras muchas más, y de una flora muy peculiar escondida en cada uno de sus recovecos, donde destaca la microreserva de flora de «El Chorrillo».