El proyecto quiróptero
En las historias naturales de Jules Renard leí que
…no hay rincón alguno en que no penetre un trozo de noche…de ella se desprenden jirones, enzarzados al azar. Así nacen los murciélagos. Y a este origen les deben el hecho de no poder soportar la luz del día…pero, no, no son malos. Jamás nos tocan y «armado» con mis cámaras bajé a una de sus «casas» para fotografiarlos.
Los murciélagos son unas criaturas fascinantes que vuelan a una velocidad vertiginosa en la oscuridad, son unos verdaderos acróbatas del aire, donde la forma aerodinámica de su cuerpo junto a la flexibilidad extraordinaria de sus alas les permite hacer giros de 180 grados, amén de ser capaces de ejecutar maniobras extremadamente complejas, como darse la vuelta completamente en el aire justo antes de aterrizar, para permanecer después largas horas cabeza abajo. ¡Ningún otro animal volador es capaz de aterrizar de esta manera!
En función de su tamaño, los murciélagos pueden batir sus alas de 12 a 18 veces por segundo. Una vez que ha ganado velocidad mediante el aleteo, el murciélago también puede continuar su vuelo planeando.
Otro factor que influirá en la velocidad de los vuelos según la especie de murciélago, vendrá determinado por la forma alar: los animales con alas largas y estrechas volarán más rápidos que aquellos que cuentan con alas más cortas y anchas. Respecto a los primeros podemos decir que su vuelo es rápido y prolongado en el tiempo, propio de murciélagos que recorren grandes distancias en cielo abierto, a gran altura por encima de los árboles buscando insectos, como los nóctulos o el murciélago rabudo. Sobre los segundos, es decir aquellos murciélagos de alas cortas y anchas, como los murciélagos de herradura o los orejudos, suelen cazar dentro de bosques y entre los arbustos, por lo que no recorren largas distancias y su vuelo no es tan rápido, pero en cambio su maniobrabilidad para esquivar ramas y hojas es de extrema agilidad, pudiendo realizar giros muy rápidos.
De entre los murciélagos ibéricos, El murciélago de cueva (Minipterus schreibersii) es el que ostenta el record de velocidad, con un vuelo ágil y rápido aunque irregular, puede alcanzar los 50-55 Km/h., siendo comparable al de las golondrinas y vencejos.
El proyecto fotográfico Quiróptero en la Comunidad Valenciana lleva ya algún tiempo en marcha con la intención de fotografiar y clasificar a estos mamíferos en su estado natural y en sus variadas especies. Como se sabe, se trata de un mamífero nocturno muy unido a la cultura valenciana y al escudo de su ciudad, pues se dice que un signo de la Reconquista de la ciudad por Jaume I sería el vuelo agitado de estos mamíferos. Además, se trata de un animal ligado a la literatura y al cine, desde que el novelista irlandés Bram Stoker (1847-1912) lo utilizara como símbolo del vampirismo en el libro que lleva el conocido título de Drácula (1897), en el que el vampiro se convierte a voluntad en un murciélago cuando quiere pasar desapercibido o simplemente irse volando a otro lugar. A partir de entonces este curioso murceguillo quedaría asociado al miedo y al terror, siendo como es, el único mamífero capaz de volar y que se ha adaptado a nichos ecológicos diferentes por todo el mundo.
No en vano, el murciélago desempeña un control de plagas extraordinario, pues son enormes consumidores de insectos que evitan el uso de pesticidas y plaguicidas químicos que tienen efectos negativos sobre el medio natural.
Durante muchos años, he podido fotografiar en su espacio natural a estos mamíferos que han conquistado el aire. No se trata de una tarea fácil ni sencilla, pues la fotografía nocturna y las cavidades que hay que penetrar para este diseño fotográfico son arduas, costosas, que requieren de un gran despliegue de material técnico, donde tenemos poco margen para la improvisación, es decir todo debe estar preparado de antemano. En la naturaleza esto requiere crear un escenario apropiado, conocer la posible trayectoria del animal para después realizar múltiples ensayos. Por lo tanto, adentrarse en su intimidad para fotografiarlos en su hábitat es todo un reto, principalmente porque vuelan de noche, son negros, pequeños, apenas se pueden ver y no digamos ya enfocarlos. Son rapidísimos y cambian de trayectoria de repente e inesperadamente. La mayoría de las veces al hacer la foto ellos ya no estaban allí, pero la experiencia de los años depurando la técnica y la manera de abordar las sesiones fotográficas han hecho que los resultados conseguidos hayan merecido la pena.
La labor de concienciación y protección del murciélago comienza en el momento en que se explica y se muestra al público este trabajo y la realidad actual de este pequeño mamífero volador.
No olvidemos que muchas especies de murciélagos repartidas por todo el globo, están en una situación bastante crítica. La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) identifica más de 200 especies en peligro de extinción, vulnerables o «casi amenazadas». La grave crisis ecológica actual también afecta a esta especie, pues la tala y quema indiscriminada de bosques, unido a la contaminación del agua y el exceso de plaguicidas, están mermando sobremanera la población de estos animales.
El hecho de que sea un animal tremendamente silencioso y nocturno, unido a una mitología asociada al cine de terror, parece que juegan en su contra, pues pasa desapercibido o despreciado. Lo que se pretende en este proyecto es dejar constancia de su realidad actual y la necesidad de conservación del quiróptero en un lugar, como Valencia, donde es un referente simbólico. No hay valenciano que no lo reconozca entre su patrimonio cultural. Pero no nos quedamos ahí, pues este proyecto es ambicioso y quiere extenderse a toda la geografía nacional.