El río Cazuma
El Cazuma, cuyas aguas abastecen al pueblo de Bicorp, es uno de los tres ríos que junto al río Fraile y el río Ludey atraviesan su término municipal, para desembocar en el río Escalona. La ruta del PR-V 234, conocida también como la ruta del Río Cazuma- la Gola de Lucino, es un precioso recorrido en el mismo corazón del Macizo del Caroig, donde cerca de su nacimiento encontramos un espectacular cañón o garganta que impresiona por su majestuosidad, un fascinante paraje, en el que los caprichos geológicos se han sucedido a través de los siglos, allí el agua del río ha ido labrando y dando forma a la roca.
A lo largo de este recorrido de aproximadamente unos 16 km, en alturas que oscilan entre 510 metros y 415 metros y acompañados siempre de una hermosa reserva forestal de un gran valor ambiental y paisajístico, nos encontramos con una vegetación abundante de sotobosque, arbustos de encinas, sabinas, olivos, algarrobos y enebros.
En los márgenes del lecho del río se pueden observar gran variedad de fósiles incrustados en las rocas calizas. Numerosas conchas peregrinas de diversos tamaños nos indican que, en tiempos remotos, estas tierras estaban bañadas por las aguas de un mar poblado de moluscos y animales marinos. Un proceso de sedimentación en aquellas aguas poco profundas fosilizó algunas de aquellas especies.
Entre la variada fauna que habita estos lugares podemos destacar el encuentro con las cabras monteses, al astuto zorro, a los jabalíes, una numerosa población de conejos y liebres, el vuelo del águila real, el águila culebrera, junto a numerosos pájaros forestales. Con los últimos rayos de sol, son las aves nocturnas las que se apoderan del paisaje nocturno con sus cantos, el cárabo, el mochuelo y sobretodo el búho real, al que tuve la suerte de escuchar su profundo ulular a media tarde, cuando me encontraba atravesando la angosta grieta de la Gola de Lucino.
Cabe destacar la fauna ligada al mismo curso del río, plagado de innumerables libélulas, donde sobresalen cuatro especies: La culebra de collar, la culebra viperina o de agua, la rana común y el galápago leproso, esta última una verdadera joya de nuestros ríos valencianos de montaña.
Uno de los puntos más interesantes de esta ruta está situado en el enclave del Barranco de Hongares, las Cuevas de la Araña nos muestran mediante sus pinturas rupestres, un vestigio de como vivía el hombre del Neolítico y al que le dedicaremos próximamente una entrada en este blog.