Los mochuelos del Castellet
Los mochuelos del Castellet
Aquella tarde gris y fría declinaba y pronto dejaría paso a la noche. La frescura de los ríos Xúquer y Albaida se extendía agradablemente por el término. Dejaba de escuchar la estrofa de la abubilla, el canto del mirlo, el zumbido de las moscardas, y empezaba a escuchar el ulular de los mochuelos, el carrisqueo de los grillos y el revuelo de los murciélagos.
Durante la noche, cuando el silencio más absoluto se apodera del pueblo y el campo, el fresco aire nocturno se ve invadido por extraños sonidos quejumbrosos, profundos suspiros y notas estridentes aparentemente sobrenaturales. Son los gritos de las rapaces nocturnas que resuenan en la noche, tétricos y sobrecogedores para las orejas humanas. Entorno de estos pájaros tan útiles para el campo se han tejido numerosas creencias populares.
Me encontraba a los pies de las ruinas de la vieja torre musulmana del Castellet, símbolo y referente de todos los habitantes del pueblo de Castelló. Entre aromas de romero y timón mezclados con brisa de tierra húmeda y resplandores fugaces de relámpagos lejanos, descargué mi equipo fotográfico.
Han sido muchas las jornadas a la búsqueda de los animales salvajes, y ahora había llegado al lugar donde tenia controlada una pareja de mochuelos, una de mis aves preferidas.
Mientras preparaba el material y gracias al lugar donde me encontraba, vienen a mi memoria recuerdos tenebrosos, oscuros y misteriosos que me contaban los mayores sobre «l’auela Pinta», una mujer vieja y fea que vivia en una cueva. Segun dice la tradición oral, esta bruja era muy sabia, conocía muchos secretos de la naturaleza, como los remedios de las plantas que ella misma recogía por el campo i la montaña y, también, sabia interpretar el tiempo y las tormentas.
Un aire frío me tocó la nuca, pero estaba tan concentrado en el montaje de la cámara y los flashes para capturar la actividad de los mochuelos, que espanté pronto mis propios fantasmas.
Años de trabajo exhaustivo con esta espécie han dado su fruto. Muchas fotografías componen mi archivo y han sido después publicadas en libros, revistas, y han sido expuestas en exposiciones y talleres de naturaleza, etc.
Ahora, de entre todas ellas, he elegido unas cuantas para mostrar un poco a la gente com es el mochuelo. Es mi particular aportación para contribuir a que continue resonando la salvaje y bella música de su canto.