La dama de la noche

La dama de la noche

En fotografía de naturaleza la casualidad prácticamente no existe, no se improvisa, les imágenes han de ser trabajadas a fondo independientemente del animal el cual se estudie. Ahora bien, si que es verdad que algunas fotografías comportan más elaboración que otras como por ejemplo, la mostrada a este artículo, donde hicieron falta tres meses hasta llegar a obtener resultados aceptables.
El reto que me proponía esta vez no era nada fácil, se trataba de fotografiar a un ser enigmático, amante de las tinieblas y que habita principalmente a las casas viejas abandonadas, iglesias y cementerios. Hablamos de la Lechuza común (Tyto alba).

Comencé a diseñar un plan de actuación, porque la idea no era fotografiar a la rapaz nocturna de manera pasiva en los numerosos posaderos que tenia dentro de la casa donde acostumbraba a posarse, sino que la cosa iba más lejos, quería inmortalizarla cuando llegara en pleno vuelo al nido con una presa.
Lo primero que hice fue instalar una cámara de video a la entrada del nido (que se encontraba en un agujero cerca del techo), por tal de controlar la evolución de la puesta ya que, per precaución, no haría otra cosa más hasta que los pollos tuvieran una edad y un tamaño considerable. Una vez conseguido esto, el siguiente paso fue colocar un simulacro de cartón que imitaba una cámara i varias unidades de flash, que dejé unas semanas en el lugar (más tarde lo cambiaría por los verdaderos dispositivos) para que los animales no recelaran y así se acostumbraran a todo el «chiringuito».
Después de controlar les entradas y salidas de las lechuzas, puse la barrera infrarroja en una ventana muy cerca del nido. Busqué la mejor posición y combinación de los flashes para conseguir una correcta iluminación y, finalmente, encuadre en el visor de la Nikon D2X por donde supuestamente pasaría nuestra protagonista.
Las primeras sesiones fueron desastrosas: ales cortadas, sujetos fuera de encuadre, fallos de la célula… y, de regreso a casa cansado y resignado. Pero, esta clase de fotografía que nosotros los fotógrafos de naturaleza llamamos de alta velocidad tíene estos obstáculos. Fueron necesarias cuatro sesiones con un centenar de imágenes para tirar a la basura hasta conseguir una buena, como la que podemos ver en este artículo.

Pero yo os aseguro, que lo mejor de todo esto nunca se podrá plasmar en ninguna película ni CCD de ninguna cámara. La experiencia de pasar noches bajo la luna y las estrellas donde, en la oscuridad y el silencio de la noche, la dama blanca sobrevolaba mi cabeza emitiendo su bufido característico, es una sensación que no tiene precio y, quedará para siempre grabada en mi memoria.

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