Los hermanos Avendaño

Los hermanos Avendaño

7 de octubre de 2009.  Vereda a los pastos de invierno

Corral en la Herrada del Gallego

A Jose y Amando les conocí un día de otoño, cuando las hojas amarillas de los chopos comienzan a caer. Soplaba un viento helador. Estos dos hermanos naturales de Ayora y que contaban ese año del 2010 42 y 48 años respectivamente, tenían un rebaño de dos mil cabras blancas serranas. El verano lo pasaban a pastos del término de Requena, en la zona de la Herrada del Gallego. Cuando llegaba el otoño trashumaban en la sierra de Dos Aguas y Tous1, donde pasaban el invierno.

Un mes antes de la vereda de otoño, Jose salía con un rebaño de cuatrocientas cabras, que estaban a punto de parir, junto a varios machos. Justo un mes después, cuando el frío empezaba a hacerse insoportable y aparecían las primeras escarchadas lo hacía Amando con el resto del rebaño.

Salimos temprano y pronto con los primeros rayos de sol, la naturaleza nos ofreció un regalo espectacular, la berrea de los ciervos, que con sus berridos retumbando por toda la sierra desafiaban a sus rivales para disputarse a las hembras. Estos sonidos que se producían siempre con las primeras lluvias otoñales marcaban la partida de los rebaños en trashumancia hacia las zonas más benignas de Dos Aguas y Tous.

Al cruzar la sierra de Martés y tras haber caminado unas dos horas, nos adentramos por un valle donde abundaban campos de almendros, olivos y viñas. Ante nosotros se nos apareció un paisaje de ensueño, veíamos en las laderas de las montañas el manto rojo de las hojas de los viñedos, un verdadero paisaje otoñal. Nos encontrábamos en la divisoria de varios términos:  Cortes de Pallás, El Oro y Venta Gaeta. Por estos lares y concretamente en la Muela del Oro nos topamos con el pastor Jaime del Valle Robledo natural de la aldea del oro pero que vivía en Dos Aguas. Charlamos un buen rato con él. Nos contó que estaba a punto de jubilarse y que aún sacaba las ovejas todos los días por esta zona. Nos dijo lo mal que va todo y la poca consideración de los políticos con el oficio.

“Entran en España corderos y ovejas de muy mala calidad y a un precio ridículo y nos tenemos que “bajar los pantalones”, vendiendo una carne de primera calidad al precio de toda esta basura…”

Jaime del Valle Robledo

Nos despedimos de este buen hombre y ya en la aldea del Oro hicimos un alto en el camino para comer. Amando retomando la conversación dijo:

“Cuando los pocos pastores que quedamos terminemos, allí se acabará todo. Veinte años atrás sí que se ganaba dinero, ahora las subvenciones son mínimas y con lo que pago por la subasta de los pastos, el pienso, el veterinario y los gastos del coche, teniendo en cuenta que cobro menos de la mitad que antes por cordero, no me queda casi na”

Partimos de nuevo divisando  ya la cercana sierra del Ave y el Caballón, en los montes empieza a abundar el garrofero y la albaida, señal de que estabamos pasando a una zona más cálida, apunta el pastor.

Son muchos los pinzones y zorzales que vemos revoloteando entre los pinos. Más adelante se nos cruzaron bandos de torcaces y solitarios arrendajos. Pero es el pájaro carpintero el que nos llamó mucho la atención, por su colorido verde oliva en el cuerpo y con la cabeza roja.

“Si el carpintero canta en la umbría, agua otro día”, dice Amando.

Vemos también volar a un grajo: “Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo, y si vuela a trompicones hace un frío de cojones.”

Amando afirma que en la sierra de Tous los ve en los agujeros de los cintos, donde hacen el nido.

Después de dos días de peregrinación llegamos por fin a la sierra de Dos Aguas, avistando desde un escarpado cinto a lo lejos la población de Millares, hay un dicho por aquí que dice:

“Si quieres ver lugares te asomas a La Ceja y verás la ciudad de Millares”

  Y prccisamente eso, es lo que hacemos nosotros…

Habíamos llegado a los pastos de invierno.

1  Vereda realizada por los hermanos Avendaño: Herrada del Gallego-por el valle cruzan el río Magro-atraviesan la sierra de martés-vereda por Cortes de Pallás y la aldea del Oro-sierra del Ave y del Caballón-Dos Aguas-Tous.

El 25 de junio parten hacia Requena y sobre el 11 de noviembre regresan a Tous.

Vista sobre el río Júcar desde el Pajarillo.

23 DE ENERO DE 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Mañana lluviosa y neblinosa de invierno. Las cabras se encontraban cerca de los impresionantes congostos labrados por el río Júcar, que se abre camino por estas colosales montañas formando espectaculares paredes verticales de hasta cuatrocientos metros de altura. El paraje es grandioso y desolador. Por aquí abundan barrancos, fuentes, abrigos, cuevas y simas. Este es el escenario donde los hatajos de los hermanos Avendaño pasaran el invierno, hasta la llegada de la primavera donde como cada año volveran a los pastos de verano en Requena.

La sierra ahora en el mes de enero está llena de matas de esparto. Jose aprovecha para cortar unas pocas y me enseña como se trenza. Con esta planta fabrica ondas para tirar piedras, método utilizado por los antiguos pastores para controlar el rebaño. También hace fundas para botellas, él mismo lleva una en su zurrón.

“El esparto con la menguante de enero, que dura como el hierro” dice Jose, dando a entender que es en estas fechas cuando ha de cortarse.

Mientras caminamos tranquilamente por la vereda que se aleja del cauce del río, buscamos unas lomas cercanas…Jose sigue contándome curiosidades que había oído de su padre y su abuelo:

“Antiguamente, cuando los niños estaban dentando y no paraban de llorar, el remedio de sus abuelos consistía en capturar una culebra grande a la que se le arrancaba la lengua, dejándola escapar viva, con ella se la colgaban alrededor del cuello del niño y éste paraba de llorar.” 

Sobre los ofidios continua diciendo que:

“La única serpiente realmente peligrosa por su potente veneno es la víbora, es muy habitual los ataques de esta serpiente al ganado, incluso una vez una de ellas mató a su perro pués le clavó los colmillos en la lengua, el veneno pasó muy rápido a la sangre y el animal no tardó en morir entre terribles convulsiones. Sin embargo, la culebra verde impone por su enorme tamaño y agresividad, sobretodo cuando está en celo da unos coletazos muy fuertes, pero no es tan venenosa.”

Me cuenta un remedio para la pulmonía que había oído a los más viejos:

“El hígado de zorro macho sacrificado con la luna menguante de enero, se pone a la lumbre a secar, se pica y se mezcla con la leche.”

Llegamos casi de noche a la cueva de Pertecates, refugio de pastores y ganado. La vereda de La Laguna pasa justo por allí. Nosotros junto al abrevadero Real de animales, nos detenemos a descansar un rato, al tiempo que escuchamos al fondo del valle la voz del fúnebre cárabo, una rapaz nocturna. A nuestros pies el impresionante cortado y enfrente, al fondo, en un agujero de la montaña, la cueva de las Golondrinas…

 27 de enero de 2010 PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Mañana muy fría como sigue siendo habitual este invierno. Caminamos por el azagador del “Cabezón del Mellao” que discurre ladera abajo buscando el río Júcar, donde antiguamente el ganado cruzaba el río con una barca. Oímos y también avistamos a las grajas y Jose recuerda aquello de “cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo”, y la nieve, aunque poca, empieza a caer. El camino y la soledad de estos montes invitan a pensar y sobretodo es mucho el tiempo que converso con el pastor, le viene a la memoria un episodio de su vida, donde le sorprendió una terrible tormenta, pastando con su ganado por la sierra de Dos Aguas:

“No veía ni a dos palmos debido a la espesa niebla. A unos metros de donde caminaba cayó un enorme rayo que hizo temblar la tierra, saltando las piedras por el aire. El trueno que siguió al rayo casi me deja sordo. Pasé muchísimo miedo.”

Jose tuvo mucha suerte, la que le faltó a un pastor de Ayora, tío de Jose Vicente Ortiz (el último pastor del Caroig), este hombre después de toda una dura vida por los desolados montes con su rebaño, un rayo lo partió en dos, lo mató, lo destrozó junto a una decena de ovejas, durante una terrible y violenta tormenta que se desencadenó en la sierra. Todo sucedió el año 1944 en la finca de los Collaos, lindando con Almansa.

A nuestros pies vemos discurrir el Júcar, y enfrente, a la otra parte del río, Jose me señala la cueva donde en el año 1994 también murió un pastor y la totalidad de su rebaño, éste se vió sorprendido por un incendio de gran magnitud en la sierra. Huyendo del fuego eligió la dirección equivocada, en vez de buscar el río, se metió dentro de la cueva, muriendo asfixiado junto a sus ovejas.

Hacemos un alto en el camino para almorzar, “pan de pastor” hecho la noche anterior a la lumbre en la casa de campo de su corral. Mientras tanto Jose no para de contarme cosas:

“Mi padre mataba serpientes y lagartos para comer, yo por aquella época era un niño y recuerdo que me gustaba esa carne.”

Le encanta el monte y sus animales, son su vida y los respeta:

“Todos los años, en un caserío donde paso el verano crían unas golondrinas dentro de la casa. Se han acostumbrado tanto a mi, que se posan indiferentes encima de las sillas.”

Es un gran amante de la naturaleza. Al terminar nuestro almuerzo saca una bolsa y deposita toda la basura, a la vez que se queja amargamente de toda la gente que ensucia el bosque.

Emprendemos la marcha, la niebla baja de las montañas. Nuestro pastor se apresura a decir: “Va a nevar” y señalando el pico Caroig dice que allí ya está nevando. La noche anterior había hecho mucho frío y ya sabía que hoy habría temporal. Yo había visto el parte meteorológico por televisión que decía que a mediodía entraba un frente polar por el norte. Pero a Jose, en la sierra no le hace falta ver la tele. Me dice: “¿Ves aquellas cejas? Allí, ya está nevando.” De regreso al corral y con las últimas luces, oímos cantar al búho real cerca del roquedo, es ahora en las frías noches de enero cuando más se le escucha, pués es la época de celo de este pájaro nocturno.

31 de enero de 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

El frío era casi insoportable y el viento de levante arreciaba insolente, sin duda el invierno se dejaba notar en la Ribera. Habíamos quedado en la gasolinera de Catadau, allí nos recogería un hombre con su 4X4, de modo que podíamos acceder a lo alto y escarpado del monte. Así pasó, casi sin retraso se acercó a nosotros Antonio que, ya jubilado, pasaba largos períodos con Jose, ambos compartían casa en Dos Aguas y la misma pasión por el monte y el ganado. Nos subimos al coche, lleno de enseres propios de la vida en el monte, y nada preparado para la comodidad urbana, pero con enorme fuerza para pisar collados. Después de un largo trecho y constantes vaivenes, vimos la figura de Jose en lo alto de un collado, en su brazo derecho el callado, y, a su derecha e izquierda le acompañaban sus dos perros pastores. Nos acogió de forma muy amable, sin duda la montaña le enseñó a acoger al que llega. Jose, hombre de monte, sabe dar lo mejor de sí al visitante, cosa normal en el entorno agreste, en cambio esta lógica se rompe cuando alguien necesita de ayuda en la urbe. Nos saludo con un fuerte apretón de manos, en él iba su confianza y amistad, pero presto, sin entretenerse, pasó a dar sal a las cabras. Antonio en el coche había cargado unos sacos de sal y unos víveres para Jose. Los animales extrañaron nuestra presencia y se comportaron como nunca harían con su dueño: “hoy están locas”-dijo Jose-, “además hace mucho viento, voy a meterlas en el aprisco” –añadió-. Nosotros bajamos al corral, donde Antonio nos preparó un fuego edificante, parecía que no había nada en la casa, en cambio lo que faltaba era todo lo que pasa por ser superfluo, ya que a la hora de la verdad, ningún detalle escapaba a Jose. El fuego nos hizo entrar en sí, y Jose, al vernos agachados con las manos en la lumbre reía…

Jose Avendaño y Javier Aznar

Rápidamente entablamos conversación y en Jose no había secretos: amaba la naturaleza, en ella se había criado, pues desde los 8 años llevaba las cabras por el monte. Su padre –decía- contrató a un maestro que, al ser jorobado y por ello huir de las risas de los niños en la escuela, se dedicaba a dar clases a Jose y sus hermanos. Afirma que sabe leer y escribir y que todo ello lo fue perfeccionando en el servicio militar; allí aprendió las tablas de multiplicar para que nadie le engañase en las cuentas. Eso sí, afirma que todo está muy mal y que de seguir así buscaría otra ocupación, siempre ligado al monte, es su vida y no se imagina en otras prestaciones, pero dejaría de lado el ganado.

6 de marzo de 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

A pesar de estar ya en el mes de marzo, el invierno se alarga y según los pastores es el más crudo, largo y frío de estos últimos años. Mañana gris, neblinosa y cómo no, muy fría, con un viento helador. Frente a nosotros el pico Caroig, cubierto totalmente de blanco. Nos desplazamos acompañando al rebaño por el barranco de La Curra, un inmenso surco entre montañas que termina en el Valle de La Laguna, donde en sus lomas a nuestra derecha y mirando en dirección norte discurre una importante y antigua vereda, que subiendo en altura va a parar al Majal de los Palos. Cerca de este paraje se encuentran dos de las cuevas más importantes de España, la sima del Campillo y la Llenca del Serrano. Nos detenemos y Jose me señala un alcaudón gris posado en la punta de la rama de un arbusto. Estamos a unos 5Km mirando hacia el este del paraje Los Trillares, donde su hermano Amando está con un hatajo de unas cuatrocientas cabras. Me despido de Jose y me voy al encuentro ahora de su hermano, tras media hora de caminata lo encuentro cerca de la Fuente del Pernil, un paraje de lomas y cresterías onduladas formadas por matorral bajo de aliagas, romeros, palmitos y brezo. Al fondo y mirando en dirección oeste vemos la cadena montañosa de Canillas, por donde ahora está Jose.

Un pájaro nos pasa volando bajo y se pierde por un campo de almendros. Amando dice que es un cuco, a mi me extraña mucho pues todavía hace frío y esta ave suele llegar en migración desde el continente africano a finales de marzo pero, todos estos años al lado de los pastores me han enseñado a no dudar de sus palabras y me lo creo todo. Es un cuco.

Estamos en la época de celo de las cabras, y es todo un espectáculo ver sus berridos, las luchas entre los machos y las persecuciones por parte de éstos a las hembras: “Los más fuertes, se llevaran el trofeo, así es la naturaleza.”, dice Amando.

A media tarde y trás encontrarnos con su hermano regresamos al corral.

“El pastor vive como los animales, por el día en los matorrales, y por la noche en los corrales”

13-14 de marzo de 2010 PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Llego al corral de los hermanos Avendaño sobre las 17h. Día nublado y frío (00). Mientras Jose prepara la lumbre, recojo junto a mis hijos raices de coscoja y leña de romero, aliaga y viña, haces de leña que se encuentran amontonados a la entrada de la casa. Estas ramas secas de arbusto mediterraneo son perfectas para hacer brasas con rapidez. Nos espera una buena cena: torta de gazpachos recien hecha con verdura, especias y caracol de monte.

Los pastores son prácticamente autosuficientes aquí en la sierra, aparte de guiar y guardar sus rebaños, tienen distintos animales en su corral: gallinas, palomos, cerdos, conejos…recolectan miel de sus colmenas y cosechan verduras en un pequeño huerto.

Después de preparar las tortas a la lumbre, nos sentamos junto al fuego, hay que esperar a que venga Amando que esta en otro corral de la sierra. Mientras tanto conversamos y Jose nos cuenta historias de antiguos pastores, nos habla de Alonso García Requena apodado el “Manco de Zarra”, natural de Alcalá del Júcar (Cuenca), que paso toda su vida en estos montes, desterrado de su tierra por pegar a un guardia civil. “Y eso que estaba manco!” –dice Jose.

También relata algunas vivencias de su infancia:

“En mi casa, mis hermanos y yo, no podiamos asistir al colegio ya que vivíamos en el campo bastante alejados de la población, venía un maestro que estaba jorobado a darnos clase, a cambio mis padres le daban de comer y muchas veces se quedaba a pasar la noche, sobre todo en invierno…”

Amando llega ya bien entrada la noche, de luna nueva, cerrada y oscura como boca de lobo. El corral está enclavado en un pequeño valle con garroferos, bosquetes de pinos y rodeado de cintos, excepto hacia su cara este. Afuera, se intensifica el frío y también empieza la serenata de las aves nocturnas: oímos cantar en los cercanos garroferos a los mochuelos, los cárabos lo hacen en los pinares y en los escarpados cintos es el búho real con su poderoso y profundo ulular quien marca el territorio y dice quien manda allí. Todo un espectáculo para nuestros sentidos y una experiencia única. Después de cenar seguimos conversando y cuenta una anécdota de hace 7 años cuando tuvieron que hacer una batida como antiguamente se hacia con los lobos, pero esta vez era contra perros salvajes asilvestrados, que en varios ataques a los rebaños llegaron a matar hasta 200 ovejas de un vecino de Tous. Los acorralaron cerca de la cueva de Pertecates y allí mismo abatieron algunos, los que escaparon fueron reducidos y muertos unos días después cerca de Millares. Jose recuerda que en esa época siempre salía con la escopeta al hombro. La guardia civil le dijo al pastor de Tous que no matara a los perros, sino que tenía que cogerlos, éste les contestó irónicamente: “Sí, los cogeré, pero del rabo”.

Los hermanos siguen desgranando recuerdos:

“En la riada de 19821 vivíamos todos los hermanos con los padres en la finca Los Marines en Ayora. Yo(Jose) llegué con tan solo 13 años y recuerdo que había un huerto de zanahorias. Fue en octubre de ese año cuando después de romperse la presa de Tous e inundar toda la comarca de La Ribera y el Valle de Ayora, nos quedamos aislados en la finca, como en una isla. Estuvimos una semana comiendo jamón, huevos y orza (embutido, costillas, lomo de cerdo, chorizo…). Teníamos sembrados campos de avena y maiz. Un día nuestro padre nos dijo que fuéramos por la noche a espantar los jabalíes que se acercaban a los sembrados. Esa misma noche un enorme macho de jabalí acabó con la vida de Manolo, uno de los mejores perros que tuve, muy noble y trabajador, un animal que a la más mínima orden mía iba a buscar a las cabras extraviadas o rezagadas.”

Nos levantamos con el alba, al canto del gallo, y tras bebernos un buen vaso de leche recién ordeñada, subimos al Toyota Navajo y salimos en busca del rebaño, que la noche pasada había dormido muy cerca del cañón del río Júcar. En 20 minutos llegamos al barranco de Pertecates, cerca de la fuente dejamos el todoterreno, Jose se colgó su zurrón y yo mi mochila con todo el material fotográfico, y salimos en busca del ganado. Nada más cruzar el riachuelo de Pertecates, el perro Mariano se quedó de muestra junto a unas matas de estepa: “Habrá visto algún sapo pués el agua está cerca, ahora no es época aún de serpientes, lagartos y lagartijas” –dice el pastor. Me acerqué sigilosamente y aparte algunas matas a unos centímetros del hocico del perro, y efectivamente, como decía Jose, al cobijo del matorral había dos sapos verdes con una raya amarilla en el lomo, se trataba del sapo corredor (Bufo calamita), los fotografié, todo tenía que quedar documentado, no quería que se me escapará ningún detalle, me había propuesto que durante las largas jornadas junto a los pastores tenía que documentar todas las vivencias y sensaciones que ocurrieran.

Remontamos el sendero y tras media hora de caminata llegamos al punto desde donde ya divisábamos el rebaño, al fondo del barranco. Al llegar a este sitio tuvimos que esperar a que las cabras subieran hacia donde nos encontrábamos. Llegan a nuestro encuentro sobre las 11h, allí arriba, en el altiplano, el rebaño se para a descansar. Nosotros junto al perro Mariano, nos sentamos al lado de unas matas de romero. El sol de la mañana calienta nuestros cuerpos y la verdad, se agradece, pues hace un fino viento muy frío. A tan solo una semana de la entrada de la primavera, el invierno se resiste a dejarnos, el pastor como ya había puntualizado otras veces, dice que este invierno ha sido el más duro que se recuerda en más de 50 años. Vemos algunas golondrinas que sobrevuelan el rebaño, “San José es el que las trae”- dice Jose mientras las observa. Después de una hora de sestero, dirigimos el ganado por la ladera en dirección a la cueva de Las Golondrinas, enclavada en una pared casi inaccesible y que en la entrada misma hay un enorme palmito (Chamaerops humilis), “Cuantas tormentas habrá visto caer”– dice Jose, refiriéndose a lo viejo que debe ser este espécimen. El paisaje aquí es de ensueño, con el impresionante cañón del río Júcar a nuestra izquierda. Momentos inolvidables grabados para siempre en mi retina y registrados para toda una eternidad en el CCD electrónico de mi cámara. Tras un rato pastando en un verde prado a los pies de la cueva, conducimos al rebaño por la vereda de La Laguna y tras cruzar el riachuelo a la altura de la cueva Pertecates, hacemos un alto en el camino para comer a la sombra de un enorme pino carrasco. Es curioso ver como aquí la vereda parte en dos la sierra justo en el punto donde cruza el barranco, declarado aquí como Microrreserva de Flora. Mirando hacia el norte a nuestra derecha, a la umbría, vemos la ladera llena de pinos rodenos, mientras que a nuestra izquierda, en la solana, la ladera es de pinos carrascos.

Mientras comemos me habla de un pastor de la sierra de Enguera, Bernardo, muy buena persona, hacendoso y trabajador…Le digo que ya tuve el placer de conocerle hace un tiempo cuando estuve de vereda acompañándole, un día que trasladaba el ganado desde la Sierra de Enguera hasta Alpera.

Más tarde me habla de Félix Rodríguez de la Fuente y lo que este famoso naturalista ha influido en su vida. Le digo que en eso coincidimos y la colección de DVD’s de “El Hombre y la Tierra” luce en nuestras estanterías de nuestras casas. Recuerda que en 1980, cuando murió Félix fue un año que llovió mucho, los barrancos de la sierra iban llenos de agua, además hacía mucho frío, concretamente el día de su entierro fue cuando llovió con más intensidad. Lo bueno del caso es que al día siguiente leyendo el períodico veo que hay un artículo que decía que ayer 14 de marzo se cumplían 30 años la muerte de Félix., y justo nosotros sin saberlo, como rindiéndole un pequeño homenaje, le recordábamos en estos solitarios parajes de Tous.

Emprendemos la marcha por la vereda de La Laguna a buscar el valle con el mismo nombre. Enfrente nos aparece majestuoso el pico de la Nieve y la cima del Tiritario, allí arriba hay una cueva muy peligrosa: “el agujero casi ni se ve y cae en vertical como un pozo. Hace mucho tiempo un pastor la midió y le salieron 70 metros. Más de una cabra he perdido allí, incluso a un perro que se mató al caer”. A los pies del Tiritario y con el sol escondiéndose a nuestras espaldas por la sierra de Millares, termina nuestra jornada.

La capacidad orientativa de Jose en la sierra es perfecta. Él mismo dice: “No he roto yo zapatillas por estos lugares…yo, mientras vea el suelo no me pierdo, de no ser así un día con mucha niebla…”. Todo esto me lo demuestra, es capaz de encontrar cualquier utensilio que se deja a posta por cualquier lugar aunque estemos atravesando la sierra en todas direcciones. Su vista se diría que es de lince, avista a las cabras monteses a distancias increíbles y reconoce las aves por su vuelo y sobretodo por su canto…”de pequeño era un experto con el tirachinas, tenía mucha puntería, me entretenía matando moscardones y tábanos…ahora todo son videojuegos y cosas extrañas…”.

5 de abril de 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Llegamos a la cueva de las Alforjas, donde hace más de 40 años durante una tormenta un rayo mató a unas cuarenta cabras. Los dos pastores que iban con el rebaño pudieron salvar la vida al estar cobijados en la cueva, pero uno de ellos quedo sordo.

Cueva de las Alforjas

Estamos ya en primavera, aun así el día es frío y gris, no obstante tenemos la suerte de escuchar a un pájaro en la sierra, emisario del buen tiempo, el cuco, mientras una fina y débil lluvia empieza a caer en el monte. “Cuando canta el cuco, por la mañana blando, y por la tarde duro”- dice Jose, refiriéndose a que aunque llueva por la mañana, como los días ya son largos, al llegar la tarde ya está todo seco. También oímos cantar al mirlo, Jose dice que es su favorito, le gusta escucharlo por la mañana cuando se levanta.

Del 6 al 9 de mayo de 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Ya bien entrada la noche llego al corral de los hermanos Avendaño. Unos días antes me habían llamado al móvil para avisarme de que en los cortados cerca del pico de la Nieve habían descubierto un nido de águila perdicera. Mi intención era pasar la noche con los pastores para de madrugada poder ir a fotografiar el nido. Nunca me cansaré de repetir la amabilidad con que soy recibido y, se ve que todo lo hacen porque les nace, sin esperar ni pedir nada a cambio. Me han demostrado muchas veces que allí en la sierra son felices y no les falta de nada, yo me doy cuenta de ello, dejando mis preocupaciones atrás y trato de fundirme en este “universo” de paz, donde el tiempo parece detenerse, y las prisas y el estrés no son bien recibidos por estos lares.

Mientras Amando termina de perfilar unos badajos para unas esquilas, su hermano sirve en la mesa un delicioso arroz con bledas y caracoles de monte, al centro de la mesa, una cebolla adobada con el aceite de estas tierras. De postre queso con miel, todo de cosecha propia, leche de sus cabras y miel de los panales que tienen en la sierra. Para terminar una infusión de te de monte y tomillo recien cortado, para la digestión.

Afuera silba el viento y oímos cantar a los búhos. Dentro, al calor de la lumbre conversamos un rato, pero pronto nos vence el sueño. El canto del gallo nos despierta poco antes del alba. Los pastores preparan sus cosas para salir un nuevo día con el rebaño, me despido de ellos y me dirijo rápido al escondite que monté días atrás para fotografiar el águila. El camino hasta llegar al sitio del nido es duro, pues no hay senda, se accede al lugar tras haber cruzado unas cuantas lomas llenas de matorral. Tras una espera no muy larga pude fotografiar un hermoso ejemplar de águila perdicera cebando al único polluelo del nido.

El domingo de esa semana estuve acompañando al rebaño por la fuente del Chol, donde nos aprovisionamos de agua, observados muy de cerca por un enorme lagarto que estaba tomando el sol, muy cerca de la senda. Por la tarde ya en el corral, Jose nos preparó unos gazpachos con ajos tiernos y caracoles de monte. Después nos hizo una demostración de como elabora el queso con la leche ordeñada por la mañana.

12 de mayo de 2010  PASTOS DE INVIERNO. SIERRA DE TOUS

Nos movemos con el ganado cerca de la sima del Campillo por el Majalico Blanco, confluencia de una serie de barrancos: Barranco de la Ollica, barranco del Charco Claro, barranco de la Romana y barranco del Espliego. En estos lugares abundan mucho el poleo y el te de monte. Enfrente de nosotros se sitúan tres lomas, la del Gato, la de las Alforjas y la de la Sima. Las cabras tras atravesar la Ollica empiezan a ascender la loma del Gato. La sierra ahora en el período primaveral se encuentra cubierta de multitud de florecillas, destacando especialmente una de ellas de color blanco que el pastor las llama “cabrera1”, pues parecen hatajos de ganado. Después de una larga caminata de más de 3h, dejamos a las cabras tranquilas en el monte y regresamos al corral a comer. Huevos, pan de pastor, cebolla, lechuga, leche y miel nos reponen de una mañana agotadora. Ya por la tarde vamos a una casica de monte donde los pastores tienen las esquilas, para prepararlas, pues falta poco para el traslado del ganado desde los pastos de invierno en estos montes a los más frescos de verano en Requena.

Más tarde vamos a recoger miel de las colmenas:

“Cuando crece el romero, no tiene gozo el colmenero” , refiriéndose a que ya no comen las abejas.

1 Por estas fechas la sierra de Tous está llena de unas flores blancas, Lino blanco (Linum suffruticosum L.) conocidas popularmente por Cabrera por su parecido a un hatajo de cabras blancas.

17 de junio de 2010  INICIO DE LA VEREDA HACIA LOS PASTOS DE VERANO

La Laguna (Tous)—-El Campillo (T)—-La Fontalba (T-Dos Aguas)—-Los dientes de la Vieja (D.A)—-Cueva de la Vieja del Peine (D.A)—-El Caballón de Dos Aguas (D.A)—-La Rápita (D.A)—-La Masía del Collao (D.A)—-Fuente de los Abrevaderos (D.A)—-La Garita (D.A)—-Las Umbrías (D.A)—-La Muela de Dos Aguas (D.A)—-Sierra Martés (Yátova, El Oro y Venta Gaeta)—-Hortolilla (Requena)—-Río Magro (Cruzando)—-La Herrada del Gallego (Requena)

Iniciamos la vereda desde el valle de La Laguna y la zona del Campillo. Nos acompañará también el pastor Ignacio Millán. Pasamos por el Majalico Blanco donde al fondo se avista la sierra del Caballón. Allí mismo en el Majalico nos paramos para darle sal a las cabras, y de paso cargar cuatro de ellas en el jeep, ya que algunas no pueden hacer la vereda por diversos motivos (heridas, abortos…). De camino Jose me comenta que en esta zona de La Laguna y El Campillo hay muy buen pasto.

Me doy cuenta que la ayuda de los perros es fundamental, las cabras no siempre van por el camino y tienden a escampar por la sierra (no son como las ovejas), por lo que la ayuda de los perros es precisa.

Remontamos la loma de Pierna Gorda (ver archivo 8142 a 8156). A pesar de el calor, en su cima corre un viento fresco. Las cabras por un instante se detienen y cesan los balidos y el sonido de los cencerros. La soledad se apodera del paisaje y solo escuchamos el silbido del viento.

Según seguimos la vereda, a nuestra izquierda vemos los montes de Millares y su pueblo, enclavado en la montaña frente a nosotros.

Nota: para pie de foto (archivos 8158-8159 Loma del Subterráneo de Las Palmeras). Hay una cueva donde antiguamente se refugiaban los pastores en días de tormenta.

Seguimos subiendo por el barranco del Espliego y por encima del Caballón de la Romana (archivos 8161-8162), nos sale al paso cruzando la senda tranquilamente un enorme ejemplar de macho montés. Al fondo la Solana de la Fontalba (arch.8173-8188) y el collado de la Moneda (arch.8253).

Tras caminar por un período de 3h llegamos al paraje de la Fontalba. Paramos a comer en la partida de la Canal de Dos Aguas, allí en la casa de Ramón Carrión nos esperan unos amigos (Copete y los pastores retirados antonio y Herminio).

Por la tarde y con un sofocante calor cruzamos por los Dientes de La Vieja.

15 de agosto de 2010  PASTOS DE VERANO. REQUENA

Llego de buena mañana a la aldea de la Portera, donde en el bar del pueblo he quedado con Jose. A pesar de estar en el mes de agosto, es un día fresco y revuelto. Jose, mientras tomamos café me dice que a la tarde con toda probabilidad lloverá , pues ha oído cantar en el bosque al pájaro carpintero, que dice que es el mejor meteorólogo del mundo. De camino al corral pasamos por la casa-corral de Las cuevas en término aun de la Portera, nos detenemos delante del edificio que está en ruinas, tejas llenas de musgo y paredes de adobe definen todavía un espacio único donde se guardaba el ganado, algún montón de paja, arreos de animal, utensilios de labranza, cestos viejos, gavillas, telarañas y sueños. Revestido de la belleza nostálgica de lo que desaparece, se esfuerza por mantenerse todavía en pie ofreciendo todo lo que le queda: hermosura estética, telarañas y refugio de tordos y gorriones1, a Jose se le hace un nudo en la garganta al ver como todo lo relacionado con su oficio se desmorona implacablemente.

Bernardo Pardo

El ganado pasta ahora tranquilamente en un paraje espectacular cerca del río Magro, allí nos encontramos con Jaime Martínez y Manuel Pardo, dos jubilados de Hortunas de Arriba, que estan cuidando el huerto. Hablamos con ellos y Jaime nos acompaña a su casa donde nos enseña sus trabajos con el esparto. Más adelante y siguiendo el curso del río nos topamos con el pastor Bernardo Pardo natural de Yátova pero que vive en Dos Aguas. Hombre muy peculiar, a sus 63 años continua atado a su ganado. Hubo un tiempo en que fue pastor de vacas. En su rebaño lleva tres mansos: Carbonero, Marinero y Voluntario son sus nombres. Se trata de un hombre vivaz y dicharachero, cantaor de flamenco y muy fiestero. A los 7 años ya trabajaba, y a los 11 tuvo que coger el garrote por obligación, “no había pa comer”- dice. Las ovejas siempre las tuvo en Yátova y las vacas entre Dos aguas y Hortunas.

Los pastores pasan muchas noches al raso durante el verano es decir, estan de majada. A jose, cuando hay luna llena le encanta escuchar los sonidos de los animales, el croar de los sapos y las ranas, el cantar de las cogujadas que dice que vuelan en grupo por las noches.

2 de octubre de 2010  PASTOS DE VERANO. REQUENA

Hace unos minutos que el sol empieza a despuntar en las cumbres. Llego junto a Amando al corral de La Herrada del Gallego, situado en un altiplano de matorral mediterráneo, pero que solo unos metros según bajamos en altitud se nos aparecen densos bosques y valles profundos. Estamos a primeros de octubre, bien entrado ya el otoño. Comenzamos una nueva jornada de pastoreo. Quedan pocos días para que la cabaña de los Avendaño parta en trashumancia hacia los montes de Tous, a pasar el invierno. La mañana transcurre soleada, pero a última hora de la tarde Amando, señalándome el horizonte me dice que pronto habrá cambio en el tiempo pues, ve varios “ojos de sol” (como si fueran réplicas del mismo sol). La verdad es que las temperaturas medias han bajado respecto a los días pasados, y el sol se oculta unos minutos antes a cada jornada que pasa. Vemos aparecer unos nubarrones densos y oscuros sobre la sierra, se ve un relámpago, seguido del sobrecogedor estallido de un trueno, en el ambiente se respira un profundo olor a humedad y en pocos minutos una cortina de agua baña el bosque, empapando todo el matorral. La temperatura ha descendido varios grados, la lluvia cesa y se aclara el cielo. En la sierra suena un bramido, otro en el valle, ha dado comienzo la berrea, el cortejo de los ciervos. El espectáculo es impresionante, atardece y la sierra se estremece con los bramidos. El cielo con la puesta ese día se vuelve de un rojo intenso para regalarnos una preciosa despedida.

1 Cuadernos del Salegar: Roberto Calvo Pérez y Juan José Calvo Pérez

CASTILLO DE TOUS

A mediodía salimos en dirección al castillo de Tous por unos agrestes caminos. El paisaje era imponente, montes salvajes y desolados. El camino se enfilaba a altitudes considerables para descender más tarde a umbrías de valles de pino rodeno. Encontramos pequeñas cascadas de agua y gorgos misteriosos. A pesar de ser primavera, hacía algo de frío y se nos pusieron rojas las puntas de las orejas. Caminábamos siguiendo el riachuelo, y algunas veces veíamos rebaños de cabra salvaje pastando el matorral mediterráneo. Por encima de nuestras cabezas, volaban lentamente 6 ó 7 cuervos siniestros.

Llegamos al altiplano, frente a la cueva de Las Golondrinas. A partir de aquí comenzaba un impresionante descenso, a través de la zona de umbría, enorme, cubierta de lentiscos y coscojas que desembocaba en un majestuoso barranco, al final del cual, encima de un abrupto peñasco, estaba el castillo de Tous, a poca distancia del hoy por la niebla, tenebroso e impresionante cañón del Júcar.

Se habían acumulado grandes masas de nubes amenazadoras. Parecía como si de un momento a otro iba a desencadenarse una tormenta. Justo delante de nosotros, siniestro, emergiendo entre la niebla, apareció el castillo. Cayó un rayo, seguido de un gran trueno.

Iba haciéndose oscuro el cielo y el sol aunque no se veía, suponíamos que ya se había escondido.

Fue la última vez que vi a Jose por estas montañas…

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