Pinguicula saetabensis

Es cierto que en la montañas valencianas existe una planta carnívora? Pues sí, como también es cierto que hoy he ido a fotografiarla, en un día en que realmente no reunía las condiciones para desplazarse al abrupto lugar donde habita, ya que estas últimas semanas hemos soportado un intenso temporal de fuertes lluvias, dejando la sierra con los barrancos inundados.

Piedra de la Ventana. Barranco de la Hoz

Ha sido una ruta muy penosa, sorteando innumerables ramblas con agua hasta los tobillos, sin apenas indicios de senda alguna, con lo que muchos tramos los he tenido que realizar subiendo la ladera eludiendo el matorral mediterráneo, que todos sabemos sus características de ramaje muy duro y espinoso, asentado sobre un terreno pedregoso que dificulta hasta la extenuación el desplazamiento que conduce a los abrigos calcáreos donde vive esta planta. 

La quietud de la mañana en la soledad del Barranco de la Hoz, es interrumpida algunas veces por el lejano graznido áspero y astillado de las cornejas arriba en los cintos, que volando por encima de mi cabeza habrán pensado que qué es lo que hace este loco subiendo por estas paredes.Y efectivamente, algo de razón tienen, pero era la última oportunidad que tenía esta temporada para fotografiar la floración de esta especie, con lo que no tenía que pensar en las dificultades.

Las plantas carnívoras obtienen casi todos sus nutrientes mediante la captura de insectos, en el caso de la pinguicula al vivir en paredes calcáreas donde escasean los nutrientes ricos en nitrógeno y fósforo, indispensable para la fabricación de las proteínas de la planta, deben recurrir a una estrategia particular que consiste en segregar, a través de las glándulas de los minúsculos pelos de sus hojas, una sustancia azucarada y pegajosa (mucílago) que atrae a diversos insectos: mosquitos, arañas, polillas, hormigas, etc. Una vez atrapados, los insectos empiezan a moverse para escapar y activan otras glándulas adyacentes que segregan más mucílago haciendo imposible la huida de la presa. A partir de este momento, las hojas producen unos enzimas digestivos que digieren las partes blandas del insecto en la misma hoja, convirtiéndose éstas en un estómago externo. Más adelante se produce una reabsorción de los fluidos resultantes de la digestión. Como las glándulas se activan una única vez, las hojas deben renovarse periódicamente para poder continuar este proceso tan complejo. Los enzimas producidos no son capaces de digerir el exoesqueleto de los insectos atrapados, formados de quitina, por lo que éstos se convierten en estructuras vacías después del proceso de digestión y quedan posados como tales sobre las hojas.

Agradecer de forma muy especial las indicaciones del botánico de ADENE Santiago Sanchez, gran conocedor de esta sierra. Os dejo el enlace donde nos habla de la pinguicula: adene.es/wp-content/uploads/2016/06/GRASILLA-nueva.pdf

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