Sobre el revelado II

Siguiendo con el hilo de mi anterior artículo sobre el revelado, y recordando algunos puntos en los que os decía como debe actuar un fotógrafo de naturaleza de la forma más correcta posible, a la hora de enseñar su trabajo, como es el de intentar trasmitir de la forma más verosímil, la realidad vivida, sin engaños y sin alterarla, os traigo esta vez como ejemplo, una fotografía que realizé hace ya algunos años, trabajando un nido de abubilla en el interior de unos garroferos. Para la realización de las tomas, opté por el método de disparo remoto de la cámara, que estaba debidamente camuflada con el trípode y los flashes (que disparando en manual a grandes potencias, detendrían el movimiento de la abubilla) a un metro y pico de distancia. Ni que decir que para abordar este tipo de trabajos con aves en época de cría, uno tiene que actuar de una forma muy ética y responsable, siguiendo el protocolo de un buen naturalista, en el que uno de los puntos más importantes es asegurarse de que los pollos ya están bien crecidos, abandonando cualquier intento ante el más mínimo problema que pueda surgir en el comportamiento de la fauna. En este caso, y tras varias semanas de seguimiento, y una vez comprobado que las abubillas ya se habían acostumbrado a mis cacharros, me dispuse a realizar mi primera sesión. Dos flashes delanteros disparados a alta velocidad, para detener el movimiento de la abubilla en su llegada al nido, con la presa en el pico, para cebar a su polluelo, y otro flash para iluminar sutílmente el fondo, ya que de otra forma se nos hubiera quedado muy oscuro. Y el resultado, tras varias sesiones haciendo correcciones de encuadre y demás, fue la imagen mostrada abajo, la original, sin retocar, el archivo RAW.

Donde podemos apreciar una imagen que se nos muestra lavada, sin volumen, poco contrastada, en definitiva, muy plana, que es la base donde vamos a actuar para sacar el máximo partido.

Esta segunda imagen nos muestra un revelado demasiado agresivo, muy propio de la mentalidad de aquella época en la que empezaba a emerger la fotografía digital, donde se aprecia una excesiva iluminación de la escena junto a la intensa sobresaturación de los colores.

Esta tercera imagen, es mucho más correcta, no tan saturada y mucho más natural.

Esta cuarta imagen es para mi entender el revelado idóneo, o por lo menos el que a mi más me gusta y el que creo que más se ajusta a la escena que mis ojos vieron ese día. Mínima saturación, algo más de contraste y lo que me parece más importante, un fondo con la mínima iluminación que aporte con el flash de fondo, que respeta la mortecina luz que se colaba entre el ramaje.

En estas cuatro imágenes se puede ver mi evolución como fotógrafo de naturaleza.

A partir de ahí, cada uno que saque sus propias conclusiones.

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