Sobre el revelado
En otra disciplina fotográfica no lo sé, pero en fotografía de naturaleza, tengo claro que tenemos el deber y la obligación de plasmar la realidad tal y como es, intentando alterarla lo más mínimo para que llegue a los ojos del espectador lo más pura posible. La luz es la base principal de la fotografía, y debemos saber encauzarla lo mejor posible antes de que llegue al sensor de nuestra cámara, porque todo lo que no hagamos bien antes implicará una posterior edición, que queramos o no irá alejando esa realidad que habíamos intentado captar. Es decir, en la medida en que la fotografía nos lo permita, debemos trabajar la luz, no los pixels con programas como Photoshop, el cual por cierto yo no lo tengo ni instalado en mi ordenador.
Mi forma de trabajar una vez he captado la imagen (Raw evidentemente, que es como el antiguo negativo original) consiste en revelarla (ojo, no editarla), y en este proceso actúo mínimamente en la saturación, el contraste, levantando las sombras o bajando las altas luces… a toda esta tarea apenas le dedico 30 segundos, no quiero que los ordenadores me quiten la energía que acumulo cuando estoy en la naturaleza haciendo las fotografías. Todo lo que hagamos después de más, clonar, cambiar colores, poner luces, desenfoques, será falsear el resultado e irá desvirtuando la esencia de la imagen original, haciendo que el observador pierda el interés, al pensar que ante sus ojos hay una imagen demasiado artificial. Y como muy bien apunta Rafael Serrano Esguerra cuando dice: “Considero que existe una gran diferencia al realizar una fotografía en la que esperamos el momento ideal, buscando una composición perfecta, utilizando los implementos necesarios del fotógrafo, para rescatar los contrastes, las sombras, los colores, etc, con el fin de conseguir esa foto que buscábamos en nuestra cámara. A realizar una serie de disparos con distintos valores, para sentarnos posteriormente en un estudio a reencuadrar y producir una imagen resultado de la fusión de innumerables capas de Photoshop. Es esta la diferencia entre la fotografía y el arte digital, entre el revelar y el editar, ambas con su mérito, claro está. Sin embargo, en la fotografía de naturaleza, esto es algo que no debe tomarse tan a la ligera, debemos ser honestos con nuestros lectores frente al material que producimos y no engañarlos visualmente, si las fotografías son el resultado de un proceso de retoque y alteración digital con el fin de conseguir un gran paisaje, debemos comunicarlo”.
Personalmente me espantan esas imágenes tan perfectas y espectaculares que vemos de paisaje, con su mérito, claro, pero que no plasman la realidad tal y como la vio el fotógrafo en el momento de tomarla, y que al profano y poco entrenado en materia visual le causa admiración, pero no a los puristas de la imagen.
Llegados a este punto, debo aclarar que en algunas situaciones muy concretas, muy a pesar mío, he traspasado con cierto remordimiento esta línea roja, eso sí, advirtiendo honestamente a mis lectores. Y por suerte, en los concursos de fotografía de naturaleza, es obligatorio presentar las imágenes en el archivo original RAW, para que el jurado pueda comprobar que ha habido tan sólo un mínimo de revelado, sin excesiva edición y absolutamente nada de retoque.