Oriolus oriolus
Durante mis largas caminatas a principios de la primavera, en cualquier rincón del bosque, me acompaña un inconfundible y peculiar canto aflautado (tiri-oliuuu), que se deja escuchar a larga distancia, alternado con ásperos reclamos que recuerdan al graznido de los córvidos (cueejj). El protagonista de estos sonidos que se sucederán en las primeras horas de la mañana y al finalizar la tarde desde la espesura, y en lo más alto de los árboles, es un ave muy discreta, huidiza y difícil de observar pese a su llamativo color amarillento, la oropéndola europea (Oriolus oriolus), que procedente del África tropical (Kenia, Uganda y Tanzania entre otros) y después de recorrer unos 3.000 Km. llega a la Península Ibérica a comienzos del mes de abril.
De tamaño similar a un mirlo, los machos son más llamativos, luciendo un intenso amarillo que pone de manifiesto su origen tropical, que le cubre gran parte del cuerpo hasta la cabeza, con franjas negras en las alas, mientras que las hembras, de tonos más apagados, son de color verde oliváceo en el dorso y de un blanco jaspeado en la parte inferior.
Los nidos cuelgan de una rama, que construyen con tejidos vegetales que ablandan con su saliva. Son tan robustos y flexibles que aguantan cualquier tormenta veraniega.
La hembra pone entre tres y cinco huevos (mayo-junio), que serán incubados principalmente por ella durante unos 15 días. Los pollos abandonan el nido a mediados de julio. En años muy favorables realizan una segunda puesta.
Se alimenta básicamente de insectos (orugas, arañas, mariposas, saltamontes…) aunque aprovecha también a principios del verano algunos frutos, como las cerezas o ya casi en otoño los higos y las moras.
La fotografía de la oropéndola es harta complicada pués, como he mencionado anteriormente, es un pájaro muy esquivo y solitario, al que se le escucha mucho pero en raras ocasiones puede ser avistado, a excepción de cuando abandonan la copa de los árboles, cuando se dejan ver fugazmente pasando rápido como flechas.
Por suerte para mi, después de algunos veranos siguiéndola y estudiándola, tengo en mi archivo fotográfico algunas capturas de esta hermosa ave que iniciará el viaje de vuelta a sus cuarteles africanos de invierno a finales del mes de agosto.
Reproducción de su canto