Turdus merula
El mirlo común Turdus merula es una especie de ave paseriforme de la familia Turdidae. El macho es completamente negro, con el pico amarillo y un círculo también amarillo alrededor de los ojos y tiene un vasto repertorio de canto, mientras que las hembras adultas y los menores tienen un plumaje marrón, sin el amarillo en el pico y el anillo orbital. Esta especie anida en los bosques y jardines, siendo la campiña cantábrica y el naranjal levantino donde albergan mayor densidad de la especie.
El mirlo es omnívoro. Se alimenta de una amplia variedad de insectos, gusanos, frutas y, en ocasiones, semillas.
El mirlo salta y corre a trompicones. Cuando está asustado levanta y mueve su larga cola.
El macho empieza a cantar en los días templados de invierno, con el fin de establecer su territorio. A finales de invierno o principios de primavera, desde lo alto de los árboles, los tejados de las casas o cualquier otro posadero que domine los alrededores, ya se oye la canción completa del mirlo, un gorjeo no repetitivo, aflautado, melodioso y muy grave. Lo cierto es que su canto es el más musical, incluso más que el del ruiseñor, siendo insuperable en riqueza de melodías y en armonía. El mirlo canta con mayor brío en los días de llovizna. El macho puede cantar a cualquier hora del día, pero el amanecer y el atardecer son los momentos en que los cánticos son más intensos.
Los mirlos son muy territoriales, sobre todo en época de cría, mostrándose agresivos con otros mirlos que intenten entrar en su espacio.
A pesar de que el macho ayuda en la construcción del nido, principalmente mediante el suministro de materiales de construcción, las hembras construyen casi ellas solas un nido en forma de cuenco, con musgo, hierbas, raíces y pequeñas ramitas, que bordean de barro o de hojas fangosas. Lo sitúan en lugares bajos, visibles, como al azar, sin protección alguna en pinos pequeños, en balcones, entre jardineras o bajo el techo de un invernadero.
La puesta es de 2 a 6 huevos de color azul-verdoso, con manchas marrones-rojizas que son más numerosas en la parte más gruesa de estos. La hembra es la que se encarga exclusivamente de la incubación, que dura de 11 a 14 días.
Abandonan el nido muy temprano, entre los diez y los diecinueve días desde su nacimiento (trece días y medio por término medio con un peso de 70 a 80 g). Una semana antes de saber volar salen del nido para dejarse caer revoloteando y esconderse cerca. Seguirán siendo alimentados por sus padres durante tres semanas después de dejar el nido y siguen a los adultos pidiéndoles alimento. Si la hembra comienza una segunda nidada, únicamente el macho se encarga de la alimentación de los jóvenes. Una segunda nidada es bastante común reutilizando el mismo nido si la primera nidada se ha visto coronada por el éxito y en el sur del área de extensión de esta especie puede tener hasta tres generaciones por año o más.
Reproducción de su canto: